Si con intacta admiración asisto
al enigma reciente que verdea
en cada rama y, fiel a mi tarea,
más lo celebro cuanto más previsto,
si ves que, de memoria desprovisto,
al pájaro novel que deletrea
su amor trinando en dulce melopea,
pueril saludo como a nunca visto,
será que ha regresado Primavera
y como aquel olmo que lame añoso
el río, a sus preceptos obediente,
se rinde rebrotando mi madera:
ciclo eterno, conjuro poderoso
que vuelve al corazón adolescente.
Luis Velasco