sábado, 6 de febrero de 2016

Olor orgulloso de sí (poema)


Oler tan bien que uno no se huela
es propio de niños;
No un juego de niños, entiéndanme,
sino una cosa de críos
que no dejan de cagarse encima.

Oler tan bien que uno no se huela
puede parecer una cosa de adultos,
o un algo doméstico,
un nosequé leches beneficioso,
un desaparecer.
Quizás, un poco suicidarse
(o un suicidarse un poco).
Más bien,
un desdibujarse con una goma de borrar,
gruesa y anodina,
que se guarda eternamente en el fondo de estuche.

Por eso, en ocasiones,
oler tan bien como uno solo huela
consiste en gritar ¡soy hombre!
Hombre y animal,
sin alas,
sin cadenas.

Los indolentes, los vagos, los pusilánimes,
estos afirmarán: “soy un simple cerdo”;
Los chatos, los altivos, los sesudos,
estos te reconvendrán: “eres puro sudor”;
mas sin darse cuenta de que
oler tan bien como uno solo huela, eso,
eso es una rebelión personal,
es hacer patria de un único sobaco,
nada más,
ni nada menos.

Solo

olor orgulloso de sí.
Ignacio Sánchez

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